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  • Raúl Abraham

¿REINO AHORA? MENSAJE A LA IGLESIA DE FILADELFIA



7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:

8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.

9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.

10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

11 He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.

12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

13 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

(AP.3:7-13)

Los mensajes a las siete iglesia de Asia registrados en los capítulo 2 y 3 del libro de Apocalipsis nos enseñan una perspectiva histórica y profética de la iglesia universal que Cristo vino a fundar (su primera venida) hasta el día en que volverá a juzgar a las naciones y tomar lo que es Suyo (segunda venida):

  • EFESO (33 – 66 D.C.)

  • ESMIRNA (66 – 312 D.C.)

  • PÉRGAMO (312 – 606 D.C.)

  • TIATIRA (606 – 1517 D.C.)

  • SARDIS (1517 – 1750 D.C.)

  • FILADELFIA (1750 – HOY)

  • LAODICEA (GRAN TRIBULACIÓN)

En cada una de ellas encontramos: una presentación, una virtud (a excepción de Laodicea), un reproche (a excepción de Esmirna y Filadelfia), una advertencia y una promesa.

A pesar de que los siete mensajes son aplicables a cualquier período de tiempo, es interesante observar la iglesia de la cual nosotros estamos siendo parte: Filadelfia (3:7-13).

Cada vez es más frecuente leer en las redes sociales como en algunos sectores del pueblo evangélico se llevan a cabo actividades como “convocatorias de avivamiento”, “capacitaciones para el empoderamiento”, “tomas de ciudad”, “activaciones de dones”, “escuelas proféticas”… y todo con la noble (pero tergiversada) finalidad de “conquistar naciones para Cristo”, “conectar el cielo con la tierra”… en breves palabras: traer el Milenio a nuestros días.

Es justamente en esto último donde entra la corriente POSMILENIALISTA: argumento enseñado por el “restauracionismo apostólico y profético” de nuestros días, quienes se basan en textos como Hc.3:21 (“… los tiempos de la restauración de todas las cosas…”) para predicar un “Reino Ahora” y en esta tierra. Es decir, según está doctrina, la segunda venida de Cristo será después de que la iglesia reine en esta tierra durante un largo período (no necesariamente de mil años).

Seguir este tipo de corrientes ha llevado a muchos ser arrastrados por “ese oleaje” e inconscientemente a ocuparse de aquello que según Jesús: “no os toca a vosotros” (Hc.1:6-7).

De ahí que cabe preguntarnos: ¿es esto así? ¿Será que el Señor está aguardando un Reino eclesiástico aquí en la tierra para volver a buscar a su Amada (la iglesia)? ¿Habrá un avivamiento mundial o nacional antes de la Segunda Venida?

El mensaje a la Iglesia de Filadelfia responde a estas cuestiones planteadas. Veamos…

“… el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (Ap.3:7)

La “llave” representa la autoridad que Cristo tiene para llevar a cabo Sus planes. Por ejemplo:

  • “cerrar” las puertas del Hades a la iglesia (Mt.16:18; He.2:14-15). La muerte en Calvario “clausuró” el seno de Abraham.

  • “abrir” las puertas del cielo tal y como lo corrobora el siguiente capítulo de este escrito apocalíptico (Ap.4:1). El arrebatamiento de la iglesia dará “acceso” a los Suyos a la presencia de Dios junto a Su trono (Ap.4:4).

Vemos como la iglesia de Filadelfia será parte la generación que no verá muerte, mientras que la iglesia de Laodicea (Ap.3:14-22) pasará “la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero” (Ap.3:10), la gran tribulación.

Ahora bien, dos son las características que describen a esta iglesia:

1. Será una iglesia “CON POCA FUERZA” en este mundo (Ap.3:8):

Según el comentario exegético de A.T.Robertson: “poco poder”. Es decir, “poca influencia o poco peso” en Filadelfia.

Según el escrito de Pablo a los Corintos (1:26): “pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos PODEROSOS, ni mucho nobles”.

Entendemos que la iglesia que el Señor viene a buscar fue, es y seguirá siendo un REMANENTE en este mundo compuesto de “lo necio… lo de débil… lo vil… lo menospreciado…” (1 Co.2:27-28) pero que es hecha “sabiduría, justificación, santificación y redención” en la persona de Cristo Jesús (1 Co.1:30).

Solo la gracia mediante una fe genuina permite este tipo de transformación (1 Pe.1:4-5). La Biblia nos enseña sobre este cambio de una manera PERSONAL y nunca UNIVERSAL, dado que esto último tendrá su cumplimiento en otra dispensación: la del reino; y no la nuestra: la de la gracia.

2. Será una iglesia que “HA GUARDADO SU PALABRA” (AP.3:8) y que “HA SIDO CONSTANTE” (3:10) hasta el final:

Por lo tanto es una iglesia con POCO IMPACTO en este mundo, pero con MUCHO COMPROMISO en la Palabra de Dios.

Juan lo expresa de la siguiente manera: “Bienaventurado el que LEE, y los que OYEN las palabras de esta profecía, y los que GUARDAN las cosas en ella escritas…” (Ap.1:3)

Esta iglesia será guardada “de” (gr. Ek: fuera) la hora de la prueba (Ap.3:10) y no “en” la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero. En otras palabras, la generación que no IMPACTA al mundo pero que es FIEL a la Palabra será “sacada” de la semana setenta (la gran tribulación) para encontrarse con Su Señor en el aire (1 Te.4:17).

Esto dará paso a una “herencia incorruptible (un cuerpo que no verá muerte jamás), incontaminada (un cuerpo sin relación con el pecado) e inmarcesible (un cuerpo que no se marchitará) reservada en los cielos” para los que pertenezcan a esta iglesia (1 Pe.1:4).

Por supuesto que no estará determinado por un avivamiento nacional o una restauración mundial, sino por “el poder de Dios” (1 Pe.1:5) que guarda a cada creyente para alcanzar lo que está “preparado para ser manifestado en el tiempo postrero” que Él determine, como lo hizo siempre.

La esperanza de la iglesia no está en este mundo (camino a la destrucción) sino en esa “herencia reservada en los cielos”.

CONCLUSIÓN

Los POSMILENIALISTAS no están librando una batalla contra Satanás y sus huestes como ellos argumentan, sino contra el propio “reloj profético” del Señor.

Así como el mundo no conoció a Jesús (1 Jn.3:1), tampoco nos conocerá a nosotros (sus hijos). Aunque llegará un período de mil años (Milenio) en los propósitos soberanos del Señor en que veremos lo que muchos quieren ver hoy:

“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Ap.11:15).

Hasta entonces (“… vengo pronto…”, Ap.3:11) al igual que la iglesia de Filadelfia:

  • Guardemos su Palabra (Ap.3:8)

  • No neguemos su nombre (Ap.3:8)

  • Seamos constantes hasta el final (Ap.3:10)

  • Retengamos lo que tenemos (Ap.3:11)

MARANATHA!

Raúl Abraham

(Profesor, SBF ESPAÑA)

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