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  • Pedro David Álves

¿Qué tiene de especial Jesús?


Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.

- Filipenses 2:9

¿Qué tiene de especial Jesús? ¿Qué es lo que hace que su figura sea tan especial para billones de personas alrededor del planeta?

Sabemos a ciencia cierta, los que creemos y los que no creen, que Jesús existió. Hay numerosas evidencias históricas que lo corroboran. Él vivió durante el primer siglo de nuestra era en la tierra de Israel. Tuvo un grupo de seguidores y fue arrestado y crucificado bajo el mandato de Poncio Pilato. Después de su muerte, un impresionante movimiento espiritual tuvo lugar. Estos son hechos que cualquier historiador serio debería reconocer.

Sin embargo, hay algo más. Jesús no sólo fue un hombre excepcional que vivió en un momento concreto de la historia, Jesús es un ser especial, es Dios hecho hombre.

¿Qué elementos prueban esta realidad?

En primer lugar, sus milagros. El nuevo testamento está plagado de decenas de relatos sobre milagros que Jesús realizó en vida. Estos milagros fueron hechos a plena luz del día. Muchos de ellos ante gente escéptica que no negaba la sobrenaturalidad de sus actos, sino la procedencia de los mismos.

En segundo lugar, hubo numerosos testigos. Los testigos son muy importantes cuando pretendes demostrar algo. Hubo numerosos testigos oculares que dieron fe de la intachable vida que llevó como hombre y declararon firmemente que estaban ante el Mesías. No sólo gente que se cruzó momentáneamente con él, como Pilato, el soldado de la cruz o el ladrón que fue crucificado a su lado, sino más importante aún, las personas que convivían con Él todo el tiempo. Sus discípulos, su madre, sus hermanos biológicos y sus amigos más íntimos. De hecho, todos sus discípulos murieron por negarse a declarar que Él no era Dios. Podemos engañar a gente que está a cierta distancia de nosotros, pero no se puede engañar a aquellos que están cerca.

En tercer lugar, las más de trescientas profecías que tuvieron su cumplimiento en Él. En el Antiguo Testamento, se mencionan numerosas predicciones que tenían como objetivo ayudarnos a identificar al Mesías en el momento en que hiciera su aparición en la tierra. Nacería de una virgen, de la tribu de Judá, en Belén, precedido por un mensajero, rechazado por su pueblo, traicionado por sus seguidores, entregado por uno de sus íntimos, por treinta piezas de plata, moriría en una cruz, y la lista sigue… Alguno podría decir, ¿pero no se pudieron arreglar algunos acontecimientos para que encajaran con esas profecías? Desde luego en algunas, como la de la entrada en asna a Jerusalén, podría. Pero hay una lista más amplia de situaciones que resultan prácticamente imposibles de manipular. El nacimiento de una virgen, los huesos no fracturados…

En cuarto lugar, la insistencia de Jesús en declarar que era Dios. “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Por estas declaraciones fue juzgado y crucificado.

En quinto y último lugar, el gran acontecimiento de la resurrección. Este es el hecho que le diferencia de otros líderes religiosos. Él lo predijo en vida y lo hizo. Más de quinientas personas atestiguaron este hecho.

¿Qué tiene de especial Jesús? Que por quién fue, y por quién es, la humanidad fuimos, somos y seremos beneficiados. No sólo con la vida eterna, sino con vida abundante en la tierra también. Vida que nos permite acercarnos a Dios, que nos permite salir de nuestra miseria personal, que nos permite experimentar una alegría, una paz y un amor inigualables.

A pesar de lo mencionado anteriormente, la mayoría de las personas viven sumidas en la más profunda de las tristezas. Los fracasos personales, los seres queridos que ya no están entre nosotros, los problemas personales que podamos tener en estos momentos, el hacernos un poco más viejos… éstas y otras situaciones pueden deprimirnos.

Sin embargo, conviene recordar que Jesús es alguien especial, distinto. Su nombre es mayor que cualquier otro nombre. Cuando decides que Jesús sea tu Señor, el centro de tu vida, podrás darte cuenta que las cosas pueden cambiar, los estados de ánimo pueden cambiar, los pensamientos pueden cambiar, las perspectivas pueden cambiar, porque Él fue hombre, pero también es Dios.

Así que, la próxima vez que te sientas solo di: Jesús tú eres mi Señor. Cuando te sientas deprimido, preocupado, triste, temeroso, di: Jesús es mi Señor. Yo sé que Él me ama. Yo sé que Él está en control y voy a confiar en Él.

Entonces, podrás comprobar lo que tiene de especial Jesús.

Pedro David Alves

(Profesor, SBF ESP)


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